Nuestras vidas se encuentran llenas de ritos. Son costumbres que han formado parte de la historia sin plantearnos cómo han podido llegar a ella.

Entre las que se han repetido año tras año se mantiene la de soplar una velas sobre el pastel.

En varias culturas cuando hacemos ello se pide un deseo.

Soplar las velas, ¿Por qué? 

Al parecer, la curiosa tradición ha llegado desde Alemania. Allí se inició para el 1700.

El origen ha estado en una celebración que se ha llamado “Kinder Firts”

Para está se ponían a primer hora de la mañana en una tarta, dos velas con honor al niño que se homenajeaba.

Una podía representar los años del niño. Otra, luz de la vida para próximos años.

Las Velas tenían que permanecer encendidas por el día y se sustituían si se apagasen.

Al llegar noche los niños podían soplar velas del pastel y así pedían un deseo. Humo de velas se encargaba de subir al cielo y llevar petición a Dios.

Más adelante se ponían tantas velas como los años que tenía.

En el centro por general se ponía una que representaba la luz de la vida sana.

Para algunos lugares de Alemania cuando era el primer cumpleaños se regalaba al niño una vela que estuviese marcada de 1 al 13 en un sentido descendente.

Además, del origen reciente ha existido otro más lejano que se arraíza con tradiciones de antigua Grecia.